Parafraseando a León Felipe, Rosa María Calaf aseguró “Yo no sé muchas cosas, es verdad, digo tan solo lo que he visto y he visto que los gritos de angustia de los hombres los ahogan con cuentos… Pues, contra esos cuentos…Buena formación que dan las universidades y buena información de los periodistas”.
Pero el siglo XXI se ha iniciado inmerso en una crisis no solo económica sino de valores y, pese a que más que nunca es necesario un periodismo riguroso e independiente que esté al servicio de la sociedad y no que se sirva de ella, acechan grandes amenazas en el mundo de la comunicación por la contaminación informativa, la politización mediática, la precariedad laboral, la injerencia mercantil y de grupos de presión y la ruptura de la frontera entre información y entretenimiento en gran medida derivadas de la incidencia de la revolución digital que está influyendo en la ética de la comunicación.
Rosa María Calaf, que ha viajado por el mundo con los ojos muy abierto y tratado de contar lo que ha visto como corresponsal en televisión española durante muchos años, pronunció la conferencia inaugural de Curso de Verano de la Universidad de Burgos «El reto de contar la verdad en el siglo XXI». Calaf -acompañada del rector y del vicerrector de Cultura, Deportes y Relaciones Institucionales, quien durante su presentación alabó su gran labor profesional que nos ha desvelado algunos de los grandes acontecimientos que cambiaron el mundo- denunció la situación del periodismo y pidió rigor, honestidad, pluralidad, estar bien informados y un mayor esfuerzo por la calidad.
Calaf se refirió a la mansedumbre de los medios ante los gobiernos y a la preocupación de éstos por controlar la información, así como a las dificultades que tienen los periodistas para mantener la independencia. Por ello, instó al auditorio en el Fórum Evolución a exigir estar bien informados y obtener contenidos de calidad, no la verdad disfrazada ni la mentira. Y puesto que tanto en la guerra como en la paz la manipulación está muy cerca proyectó un vídeo de la caída de la estatua de Sadam y la puesta en escena de la propaganda americana https://www.youtube.com/watch?v=pp0STAl7OxM
En su intervención ilustró con algunos ejemplos grandes mentiras del periodismo. Por ejemplo, cuando el diario Guardian tenía lista una investigación e iba a estallar el escándalo de las escuchas en el tabloide “News of the world” de Murdoch, aparecían involucrados redactores, policía…, su directora Rebeca Brooks, llamó angustiada a Toni Blair, ya ex primer ministro británico, este le recomendó lo que él había hecho “crea tu misma una comisión supuestamente independiente para investigar, da una primera parte del informe al mismo tiempo que la policía concluya el suyo, admite algunas responsabilidades y así te absuelves. Toma pastilla y ya pasará”.
También recordó que el ex presidente alemán Christian Wulff sufrió un feroz acoso mediático en 2011 a base de insinuaciones y medias verdades y dimitió. Todo esto sucedió tras un discurso en el que reivindicó el Islam y fue muy crítico con la banca alemana.
Otro caso que citó fue el de Stephen Hadley presentado por los medios como experto independiente cuando se discutía si bombardear o no al régimen sirio sin aclarar que había sido consejero de Georges Bush y que era director de la empresa fabricante de los misiles Tomahawk que posiblemente serían los utilizados.
Esta maestra del periodismo subrayó que La American Journalism Review, Rew Reider, defendía hace unos 4 años el regañar al político que miente, desenmascararlo junto al uso de lo políticamente correcto “para evitar que errores o falsedades se filtren y calen en la percepción pública de la realidad. Pues –dijo- desde que Rem escribiera esto hemos ido a bastante peor… Estamos en la traída y llevada posverdad…y qué es la posverdad pues es la mentira y los periodistas estamos obligados más que nunca a redoblar esfuerzos a la hora de contrastar las noticias”.
Tras comprobar que verdades irrefutables resultan ser grandes falacias, como los errores se convierten en verdades y la mentira repetida varias veces en verdad, se están produciendo ejemplos como la elección de Donald Trump y el referéndum del Brexit, argumentó.
Habló del lenguaje y de los eufemismos que disfrazan la verdad y alertó de cómo no se llama a las cosas por su nombre (el espionaje es ahora el servicio de información y el ministerio de la Guerra es el ministerio de Defensa, la guerra de Libia no era una guerra sino una respuesta militar a Gadafi y la víctimas colaterales ahora son inevitables víctimas civiles). Para esta gran aventurera del periodismo, al leer una información es necesario fijarse en a quién beneficia y por qué sucede ya que, a su juicio, el mal de nuestra sociedad es que no se hace preguntas. “La empresa periodística está más interesada en hacer caja que en la excelencia informativa y a servir a los intereses de determinados grupos que en servir al interés de la ciudadanía”. Es por esto que “las democracias más consolidadas están cercenando la libertad”, aseguró.
Así pues tenemos que hablar del mito de los medios y de la promiscuidad entre el poder político, económico y mediático que hacen cada vez más difícil el periodismo riguroso, plural, comprometido, honesto e independiente.
Estamos consumiendo lo que denominó información precocinada y la clave está en la financiación de la prensa. Según un estudio de la Universidad de Oxford, los medios españoles son los menos fiables del ámbito europeo por su dependencia del poder financiero y político. Todos los medios de comunicación españoles -recaldó- están controlados por los bancos. Ante esta situación, el reto en el siglo XXI es complicado.
Paradójicamente argumentó "en este momento hay más periodistas creando información desde Gabinetes de Comunicación que buscando información o contrastando la información que reciben".
Concluyó su charla recordando las palabras de Tucidides “Hay que elegir entre no hacer nada o ser libre”. “Este –concluyó- es el reto del siglo XXI y es cosa de todos”.