En la Universidad “antes ser doctor era condición suficiente y casi innecesaria y ahora es condición necesaria, pero casi insuficiente”, de esta manera se expresaba el director de la Escuela de Doctorado, Joaquín Pacheco, antes de comenzar la Jornada Salidas Profesionales para Jóvenes Doctores diseñadas por la OTRI-OTC con el propósito de dar a conocer a los pre y postdoctorales las posibilidades y alternativas profesionales que el título de doctor puede proporcionarles bien sea en una empresa, continuando su carrera investigadora en un centro de investigación o como emprendedores.
Durante la Jornada se han analizado las diferentes perspectivas de la carrera docente y científica, no solamente la salida tradicional que existía hasta ahora de ingresar en el departamento donde habían leído la tesis o en otra universidad, es decir, hacer carrera docente en una universidad pública o privada; sino ver otro tipo de salidas profesionales, a través de la investigación en la empresa y en otros ámbitos y se habló especialmente del doctorado industrial al que se refirió también el vicerrector de Investigación, Transferencia del Conocimiento, Empleabilidad y Empresa, José Miguel García Pérez, en sus palabras de bienvenida.
García Pérez explicó que los doctores además de la opción puramente académica pueden dirigir su carrera a otros ámbitos tecnológicos en empresas o instituciones. “España es un país que tiene pocos doctores en empresas y el incremento de este número de doctores es estratégico porque es clave para desarrollo e innovación en muchos campos”. El Real Decreto de Doctorado ya contempla los doctorados industriales en empresas. Estos doctorandos llevan a cabo proyectos de investigación industrial o de desarrollo experimental directamente relacionado con su tesis, desarrollados en una empresa o Administración Pública. El proyecto puede desarrollarse íntegramente en la empresa o en colaboración entre la empresa o Administración Pública y la universidad.
"Estos doctorandos -señaló el vicerrector- resuelven problemas específicos de empresas en el ámbito de la investigación y la innovación. Son cuatro años de trabajo dirigido a algo específico que la empresa demanda, que no se atreve a abordar por su cuenta porque representa una serie de recursos, de tiempo y personal dedicados a ellos, y que el doctorado industrial puede generar ese trabajo y ese conocimiento se transfiere de manera directa a la empresa. Lo lógico es que termine en un servicio novedoso, en un bien novedoso, en una mejora específica de alguno de los productos de la propia empresa o en abordar un mercado alternativo de la empresa para ganar competitividad en otros campos y sectores”.
El vicerrector recordó que desde el Estado hay unas ayudas para doctorados industriales como las hay también para los doctorandos que se hacen en la propia Universidad y la Junta de Castilla y León tiene un programa de atracción de talento publicado, aunque falta el desarrollo de ese programa a través de las convocatorias específicas, una de esas líneas es la de apoyo a los doctorandos industriales. “Ese apoyo es importante porque financiaría una parte significativa del sueldo, no el cien por cien, y la empresa tendría la capacidad de seleccionar al doctor que le interesa en relación con el perfil que ya demanda en su ámbito de trabajo. La dirección se realizaría de forma conjunta entre la Universidad y la empresa, incluso si la empresa no tiene doctores para dirigir se dirigirían desde la propia universidad. Es una colaboración inmediata, muy directa, muy ligada a la empresa y sobre el terreno pisando las necesidades de la empresa”. García Pérez calificó este programa “de rompedor y revolucionario” en el entorno de Castilla y León y especialmente en Burgos donde existe un empresariado muy potente y muy innovador con empresas familiares que se han convertido en grandes multinacionales.
Por su parte, la investigadora Eva Martín del Valle, de la Universidad de Salamanca, afirmó que el doctorado industrial. “Es una salida tremendamente importante y esencial”. A su juicio, poder conllevar de forma conjunta el día a día de una empresa junto a la aplicación y la investigación relacionada con esa empresa es una forma de motivar y de invertir en doctores específicos para determinadas empresas”.
El vicerrector recordó además que la UBU cuenta con el Sello HRS4R de Calidad que reconoce una excelencia en los procedimientos y criterios de contratación de investigadores y en relación con la garantía de sus derechos, espacios de trabajo… y, entre las acciones de mejora, se incluye el incremento de la empleabilidad de los doctorandos. “Estamos trabajando en diversos procedimientos y guías por ejemplo con la Unidad de Empleo y vamos a hacer un módulo específico de atención a los doctorandos y jóvenes doctores para apoyarles en la creación de empleo y en la búsqueda activa de empleo si lo demanda.
Además la UBU prepara una guía de investigación, que realizan 5 grupos de trabajo, estudiantes R1 hasta R4, PAS de empleo, internacionalización, investigación, atención a la diversidad.., que ayudará a los investigadores, sobre todo, a los que vienen de fuera para que sepan las líneas de trabajo que se siguen.
La UBU asimismo está implementando el plan de Acción de la Carta Europea de Investigador, garantizando una mejor gestión y transparencia en la contratación de investigadores, que contribuye a un mercado laboral europeo cada vez más atractivo para la investigación y el desarrollo.
Para los doctorandos que opten por el emprendimiento la UBU cuenta con diversos servicios como la OTRI y UBUEmplea que asesoran y acompañan en este proceso a través del programa UBUEmprende, SECOT y la Unidad de Empleo.
La investigadora e ingeniera Química Textil Eva Martín del Valle, de la Universidad de Salamanca, reflexionó ante los jóvenes doctores sobre la carrera investigadora, dio una visión de cómo la sociedad ve la posición del doctor y de cómo es reconocida. Pasó a definir qué cualificaciones como doctor están directamente relacionadas con la investigación y señaló las salidas profesionales desde las estancias posdoctorales. También habló de cómo es la carrera investigadora en la Academia, cómo la carrera investigadora está reconocida en el ambiente privado, y finalizó con unas reflexiones personales que se centraron en la ilusión por la investigación. “Hay que enamorarse de la investigación para dedicarse a esto”.
A su juicio, las salidas de los doctores en el sector privado son buenas y cada vez se reconoce más su incorporación. De hecho ella formó parte de un programa piloto en una multinacional y luego volvió a la Academia y el resultado fue muy exitoso. “A partir de ahora –señaló- muchas son las empresas que están contratando doctores porque la I+D cada vez es más importante y ello supone la incorporación de investigadores”.
En su opinión hay que animar a los graduados a obtener la máxima cualificación desde el punto de vista de titulación universitaria en cualquier país. “La experiencia que se adquiere en la independencia investigadora durante el doctorado y la formación complementaria es de radical importancia para el éxito profesional”.
Para esta investigadora las Escuelas de Doctorado están haciendo una buena campaña para potenciar, fomentar e incrementar el número de doctores.