El periodista y escritor barcelonés Juan Soto Ivars hizo una defensa cerrada y ‘radical’ de la libertad de expresión en su intervención en el Palacio de la Isla de Burgos, durante la clausura de las Jornadas de Información y Comunicación organizadas por la Universidad de Burgos, la Asociación de Periodistas de Burgos y el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua. “Estoy en contra de cualquier límite a la libertad de expresión”, señaló el autor, que reconoció que en las redes sociales la libertad de expresión tiene un precio “bastante alto” y que la ofensa tiene siempre un carácter “subjetivo y grupal”.
La jornada, que coincidió en el tiempo con la conmemoración del ‘Día Internacional de la Libertad de Expresión’, permitió al periodista, autor del libro ‘Arden las redes’, acercarse a la realidad de las redes sociales y los riesgos que entraña un uso incorrecto e inadecuado de las mismas. Mar González Mena, presidenta de la Asociación de Periodistas de Burgos y vicedecana del Colegio de Periodistas de Castilla y León, fue la encargada de dirigir este debate.
En su intervención, titulada ‘Censura y libertad de expresión en el siglo XXI’, el invitado quiso destacar ante un público mayoritariamente universitario el peligro derivado de un uso indebido de las redes y las consecuencias de todo tipo –sociales, laborales, judiciales- que puede acarrear. De este modo, mencionó que la realidad de la profesión periodística implica en muchas ocasiones para los comunicadores trabajar con prisa, sin el tiempo necesario para reflexionar y medir el alcance último de las palabras, especialmente grave cuando se habla de cuestiones sensibles socialmente.
De este modo, Soto Ivars reconoció que el profesional de la comunicación se ve obligado en muchas circunstancias a recurrir a la autocensura –“yo la ejerzo constantemente”, apuntó- a la hora de abordar una información, ejercicio que de una forma u otra todos los profesionales llegan a realizar en el desempeño de sus funciones. En este sentido, señaló que el periodista tiene el deber de tener en cuenta circunstancias ‘censoras’ que rodean a su trabajo como son el poder, el dinero, la propia vanidad personal de cada uno, y el respeto debido a los propios lectores. “Nos da miedo defraudarles ya que el límite lo pone la gente que más nos lee”, añadió el invitado, consciente de que el periodista no está en la profesión para hacer amigos.
Acercar la realidad de la profesión periodística, la comunicación y la información ha sido el objetivo de estas jornadas que arrancaron en marzo y en las que se han acercado en otras tres jornadas las claves que maneja el periodismo en prensa escrita, la radio como medio de comunicación y también la comunicación institucional.