Ana Sofía Pereira Pedro, doctoranda del programa “Evolución Humana. Paleoecología del cuaternario y técnicas geofísicas aplicadas a la investigación", defenderá el próximo martes su tesis doctoral titulada “Craneología funcional y evolución humana: Relaciones estructurales y organización espacial en la evolución de las áreas fronto-parietales” en la Sala de Conferencias del CENIEH (Paseo Sierra de Atapuerca, 3. Burgos). Esta tesis doctoral ha sido dirigida por Emilio Bruner y José María Bremúdez de Castro Risueño.
La paleoneurología estudia la evolución del cerebro a través del análisis de moldes de la cavidad craneal, lo que nos da una idea de la forma general del cerebro de las especies fósiles. Para entender la evolución de la morfología del cerebro es fundamental tener en cuenta sus relaciones estructurales y funcionales con el cráneo durante el desarrollo y la evolución.
Una de las características que distinguen a los humanos modernos de las especies de homínidos extintos es la forma globular del cráneo y el abultamiento de la bóveda craneal, formada sobre todo por los huesos frontal y parietal. Aunque se considera que la bóveda craneal está moldeada en gran medida por el tejido neuronal subyacente, los patrones de integración morfológica difieren entre las regiones frontales y parietales. El hueso frontal está vinculado a los lóbulos frontales y a las estructuras orbitales y oculares, y su morfología resulta de la interacción entre estas dos estructuras. Por otro lado, el hueso parietal está principalmente vinculado al cerebro, y su abultamiento puede resultar de modificaciones en la corteza parietal.
En este caso se destaca el precúneo, extensión de la corteza parietal en la superficie medio-sagittal del cerebro, cuyas proporciones longitudinales son el principal factor de variación entre humanos modernos adultos. La presente tesis investiga la geometría y anatomía de las regiones frontales y parietales en el cerebro (imágenes de resonancia magnética) y el endocráneo (tomografía computarizada) de los humanos modernos, humanos fósiles y primates no-humanos.
En relación a las interacciones entre estructuras orbito-oculares y cerebro, el principal patrón de variación en humanos modernos adultos está en la distancia horizontal entre el ojo y los lóbulos temporales, y en la orientación de las órbitas.
En comparación con humanos fósiles y chimpancés, los humanos modernos tienen las órbitas más pequeñas y más cerca del cerebro, el frontal más abultado, y la punta temporal más allá de la órbita, lo que puede llevar a un conflicto espacial entre las dos estructuras. Los lóbulos parietales tienen mayor área de superficie en la región dorsal posterior y en la región lateral en los humanos modernos en comparación con los neandertales.
En relación a la anatomía del precúneo, descubrimos que sus dimensiones verticales están asociadas a la morfología del contorno dorsal del parietal, y su variación longitudinal está asociada a cambios en su porción anterior y superior.
El principal patrón de variación medio-sagittal entre primates no humanos no está relacionado con las proporciones del precúneo, indicando que la variabilidad del precúneo es un rasgo específico de los humanos modernos. La corteza parietal está involucrada en funciones visuo-espaciales y en la elaboración de imágenes mentales, fundamentales para la manufactura y utilización de herramientas, planificación y memorización y reproducción de arte.