María Isabel Vegas Miguel, doctoranda del Programa de Educación, defiende su tesis doctoral titulada "Relación entre funcionamiento familiar y agresividad en adolescentes". Esta tesis ha sido dirigida por los profesores Raquel de la Fuente Anuncibay y Manuel Mateos Agut.
La familia española ha cambiado drásticamente en las últimas décadas, tanto en composición, tamaño, funciones, roles conyugales o valores. Al mismo tiempo, se ha detectado un aumento de la violencia en la adolescencia, especialmente la que ejercen hijos contra padres o en las relaciones de pareja. ¿Es posible que la modificación de la estructura familiar esté de algún modo relacionada con ese aumento de la violencia juvenil?
En este trabajo de investigación se estudian diversas variables familiares y su posible vinculación con la agresividad que muestra el adolescente. También se analizó si el consumo de alcohol, tabaco y drogas está asociado con la violencia. Para ello se seleccionaron 1200 adolescentes, en su mayoría provenientes de centros de la provincia de Burgos.
Los resultados del estudio muestran la estrecha relación existente entre agresividad y falta de afecto familiar, ausencia de normas, existencia de maltrato o conflictos familiares. Por otra parte, algunas de las organizaciones familiares diferentes a la nuclear tradicional - como las familias monoparentales encabezadas por la madre, las familias reconstituidas a partir de divorcios o nuevas relaciones de pareja, la existencia de hermanastros o la ausencia (física o emocional) del padre - presentan mayor agresividad en sus hijos adolescentes. Asimismo, el alcohol, el tabaco o las drogas son importantes factores del riesgo de la ira y la agresividad física y verbal del adolescente. Los chicos adolescentes son más agresivos físicamente que sus congéneres femeninas, mientras las mujeres se enfurecen más fácilmente y son más recelosas y desconfiadas.
Los resultados también muestran que la comunicación positiva en familia, que comer o cenar juntos, así como la presencia de la madre (y del padre) como fuente de seguridad y apoyo, son factores importantes para prevenir y reducir la agresividad en la adolescencia.