Según un estudio descriptivo de cuatro investigadoras de la Universidad de Burgos, la colaboración con empresas favorece que los alumnos mejoren sus competencias profesionales. Esto les permite tener una ventaja competitiva dentro del mundo laboral
Las profesoras de la Universidad de Burgos Carmen Palmero Cámara y Mª Camino Escolar Llamazares, Mª Isabel Luis Rico y Tamara de la Torre Cruz, en su artículo "Colaboración estratégica y formativa entre empresas y Universidad de Burgos. Anatomía de una buena práctica", intentan determinar el impacto de la educación en el emprendimiento teniendo en cuenta las variables sociales que existen.
Las investigadoras han concluido que la colaboración que se realiza entre la Universidad de Burgos y los Entes Promotores Observadores (EPO) es muy relevante. Los EPO son empresas que se vinculan a proyectos sin recibir ningún tipo de ayuda. De esta forma se sientan las bases para que en el futuro los estudiantes tengan mayores oportunidades laborales. Se trata de una buena práctica que facilita la adquisición de los conocimientos tecnológicos necesarios para incorporarse en cualquier ámbito de la vida laboral, incluyendo el campo del emprendimiento. Por otro lado, reduce los costes de las empresas para la formación de un profesional de reciente incorporación.
Gracias a esta práctica ambas instituciones crecen fomentando la realización de proyectos y con la aparición de instituciones como el edificio de I+D de la Universidad de Burgos o la Fundación General de la UBU (FGUBU). El resultado de este crecimiento es que los estudiantes tienen la oportunidad de especializarse, de continuar sus estudios a través de las becas de postgrado (un 80 %) o de incorporarse a una empresa (un 20 %).
Entre los años 2002 y 2006 con esta iniciativa de colaboración se becaron cada año un centenar de estudiantes de los cuales el 25 % de ellos acabaron formando parte de EPO, el 35% fueron contratados por otras empresas y el 30 % crearon la suya propia. Cabe destacar que en el área de investigación también se consiguieron proyecto tanto a nivel regional (ADE), como a nivel nacional (CDTI) y europeo (CENIT).
Esta colaboración está considerada un ejemplo que se orienta en acciones educativas basadas en propuestas que ya se han realizado. A la hora de analizar estas prácticas se tienen en cuenta unos criterios aplicables al contexto social como los conocimientos trasversales, la capacidad de iniciativa o la implicación de los ciudadanos.
La investigación concluye que esta buena práctica se puede extrapolar a cualquier combinación de centro educativo y empresas que existen, ya que se intenta fomentar con estas propuestas la cultura emprendedora. Se puede observar que supone una ganancia para todos los participantes.