El microbiólogo Juan Ayllón Barasoain, director del Área de Medicina Preventiva y Salud Pública, explica en un vídeo editado por la Unidad de Cultura Científica cómo se aplica el principio de precaución en un contexto de crisis sanitaria y recuerda que el principio de precaución establece que, en caso de no tener evidencias incontestables hay que ponerse en lo peor. “Nos vamos a poner en lo peor, actuar asumiendo que puede pasar lo peor teniendo muy en cuenta la función riesgo-beneficio”.
Por ejemplo, señala el uso de las mascarillas: “Seguimos sin tener claro, sí las mascarillas son efectivas a la hora de reducir el coronavirus. No lo sabemos, tenemos algunos datos que dicen que sí, pero no tenemos una evidencia incontestable”.
De acuerdo con este principio nos vamos a poner en lo peor y hacemos obligatorio las mascarillas a todo el mundo puesto que el coste beneficio es bajo. A su juicio, “en ese caso está bien utilizado el principio de precaución, y compensa”.
No obstante, subraya el problema del principio precaución es su uso sistemático. “El problema es usarlo sistemáticamente por miedo para no hacer nada”. Ayllón recuerda la situación que se está viendo en determinados ámbitos de gobierno nacional o autonómico de uso "sin estar justificado" y guiándose por unas posibles repercusiones difíciles de explicar con los datos que tienen los científicos. “El principio de precaución no puede llevar al inmovilismo y menos en una crisis tan grave como la que estamos viviendo en la que hay que tomar medidas para evitar que se agrave cada día que pasa”.
Por último, observa que “una cosa es la precaución y otra la prudencia”. El profesor de la UBU afirma que “la prudencia no implica no hacer algo por miedo”.
Durante su intervención advierte que el principio de precaución está siendo mal usado y sobreusado de una manera imprudente porque no se tienen en cuentan las circunstancias en las que hay que tomar las decisiones.