En su informe anual ante el Claustro de la Universidad de Burgos, el Defensor Universitario, Francisco Javier Peña, hizo mención especial a la frecuente falta de disciplina y respeto en las aulas y censuró la práctica de las novatadas.
El Defensor Universitario esgrimió que durante el curso pasado se ha dejado notar la falta de disciplina, atención y respecto en las aulas, un fenómeno que afecta por igual a profesores y a alumnos, y que en algunos casos se plasma en un desprecio explícito a la figura del profesor y a sus compañeros que a veces degenera en actitudes agresivas y expresiones y gestos de desprecio e intimidación.
Peña recordó que existe una sentencia condenatoria hacia tres alumnos, acusados de proferir insultos y amenazas, vía redes sociales, hacia un docente de la universidad, prácticas que, en su opinión, no ayudan al normal desarrollo de la actividad académica universitaria y contribuyen a su degradación y envilecimiento.
A su juicio, éste es un problema muy complejo y de difícil diagnóstico. Sin embargo, subrayó la necesidad de “adoptar medidas para atajar estas prácticas y denunciarlas” y establecer una normativa que permitan neutralizarlas en origen con protocolos de actuación e instrumentos disuasorios que pongan coto a todos estos comportamientos desestabilizadores de la convivencia.
En cuanto a las novatadas, el Defensor de la Universidad de Burgos hizo hincapié en la iniciativa del Senado español de tramitar una normativa que prohíba de los ritos programados en los centros universitarios y se refirió a que el Código Civil contempla -en su catálogo de faltas y delitos- las múltiples variables de coacciones, intimidaciones y amenazas que están implícitas en estos ritos aparentemente inofensivos pero con fuertes dosis de deseos de dominación, humillación y sometimiento de la libertad. Por ello, abogó para que la Universidad de Burgos cuente con los protocolos necesarios para, en primer lugar, informar a los alumnos implicados en estas prácticas --sujetos pasivos y activos-- sobre sus respectivos derechos y las implicaciones penales que pueden tener sus actuaciones, y, en segundo término, denunciar las iniciativas que puedan estar orientadas a repetir estos actos, recogiendo quejas de posibles interesados, o bien actuando de oficio cuando se desarrollen públicamente en el entorno residencial universitario.
Por último, el Defensor se refirió al descenso de sus intervenciones un 36,5%, al pasar de 129 en 2012 a las 82 del 2013. Las quejas han pasado de 87 a 48. Por centros, en la Facultad que más ha mediado ha sido Humanidades y Educación, seguida de la Escuela Politécnica Superior y de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales.