El sitio de Breda, más allá del cuadro de las lanzas

Las X Jornadas de Historia y Patrimonio Militar de la UBU recuperaron el valor histórico y artístico del asedio de Breda en su cuarto centenario

Es difícil encontrar a alguien que no conozca o no haya oído hablar del cuadro de Las Lanzas o La rendición de Breda. Pero bastante más difícil es encontrar, más allá de los expertos en la materia, quien conozca en detalle los hechos históricos que recoge la obra de Velázquez. Su trascendencia artística e iconográfica es un perfecto ejemplo de cómo en ocasiones el arte y el patrimonio preservan, e incluso engrandecen, la memoria histórica.

En el cuarto centenario de la victoria de los tercios españoles sobre la ciudad de Breda, en Flandes, la Universidad de Burgos ha dedicado las X Jornadas de Historia y Patrimonio Militar a analizar este hecho histórico no sólo desde la perspectiva del patrimonio que lo recogió en su momento sino también desde el estudio de sus repercusiones actuales. De este modo, y más allá del mítico cuadro, la profesora de la UBU Asunción Retortillo Atienza recuerda que el Museo del Prado alberga otras tres obras sobre este suceso y que existen múltiples estampas y grabados que se conservan en otros museos y bibliotecas europeas “fruto del enorme interés que suscitaron las fortificaciones que se construyeron en torno a esta villa”. De hecho, destaca que “el ingeniero militar que ideó las fortificaciones y baluartes que se levantaron para cerrar el sitio sobre Breda es el mismo que más adelante diseñó las defensas de la ciudad de La Valeta, esenciales en la defensa aliada del Mediterráneo durante la II Guerra Mundial, más de trescientos años después”.

También hallamos referencias a este suceso en la obra literaria de Calderón de la Barca y Lope de Vega y numerosos relatos de quienes lo presenciaron, pero sin duda la mayor repercusión artística del sitio de Breda se encuentra en el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro, mandado construir por Felipe IV como elemento propagandístico de la monarquía, una función que, como afirma Manuel Casas Santero, coronel retirado colaborador Instituto de Historia y Cultura Militar y uno de los ponentes de las jornadas, cumplió a la perfección. “Era un escaparate inmejorable, toda Europa tenía que ver la majestad del rey de las Españas reflejada en la ornamentación de ese maravilloso salón”, y por supuesto en él no podía faltar una alusión a la mayor hazaña del momento, lograda en “el corazón de la rebelión protestante, casi la capital espiritual de las Provincias Unidas, y además el conquistador de la ciudad era nada menos que Espínola, el mejor general de la época”, señala.

Para Casas Santero “el patrimonio se debe defender como la herencia de un padre a un hijo”, pero también amplificarse con su estudio y darse a conocer. Y esta puede resultar en ocasiones una tarea compleja ya que, como reconoce Asunción Retortillo “el estudio de la historia no es algo que atraiga a todo el público”, aunque confía en la curiosidad y ganas de aprender de la juventud. Por esta razón la divulgación, atractiva y rigurosa, debe ser un objetivo clave para los historiadores, el cual se trata de alcanzar con iniciativas como esta que, además de seis mesas redondas durante toda la jornada, acogió una demostración de esgrima histórica a cargo del Club Deportivo Princesa Kristina de Noruega. Y es que, como apunta el coronel, “lo que se conoce se valora y luego se ama, y una "terapia intensiva" de conocimiento del patrimonio es fundamental para la juventud”.

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Última actualización: 17 de octubre de 2025