La alumna del Grado en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural Noelia Sainz Alonso recibió ayer en Madrid el 2º Premio AECOC en la Categoría de “PepsiCo Sostenibilidad” por su Trabajo Fin de Grado TFG Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural “Instauración de infraestructuras verdes (GI) en el cultivo de girasol”. Al acto asistió acompañada de la tutora del proyecto y profesora de la Escuela Politécnica Superior Milagros Navarro.
Este trabajo -dirigido por los profesores e investigadores Milagros Navarro y Evan Marks- se ha realizado dentro del Proyecto INTERREG POLL-OLE-GI SUDOE “Protección de Polinizadores y Servicios Ecosistémicos en la Región SIDOE: El papel de las Infraestructuras Verdes en la Sostenibilidad de los Cultivos Oleaginosos” en el que participan instituciones de diferentes países europeo, coordinado por la Universidad de Burgos, y cuyo investigador principal es el catedrático de la Universidad de Burgos Carlos Rad.
El Premio PepsiCo a la categoría de Sostenibilidad, dentro de los premios académicos AECOC, tiene como objetivo impulsar las prácticas sostenibles en toda la cadena de suministro del gran consumo, desde la agricultura hasta el punto de venta y campañas de comunicación y marketing.
No es la primera vez que los alumnos del Grado en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural, consiguen premios, Sandra Curiel y Christian Cerezo lograron el 1er Premio PepsiCo a la Sostenibilidad en el 2015 y 2016, respectivamente, lo que indica la alta calidad de esta Titulación en la Universidad de Burgos.
Trayectoria de la ganadora
Noelia Sainz Alonso tiene 24 años y estudió el Grado de ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural en la Universidad de Burgos desde el 2014 al 2018. Fue becaria en el Departamento Edafología y colaboradora del proyecto y desde noviembre de 2017 a julio de 2018 colaboró en el proyecto POLL-OLE-GI SUDOE tiene como objetivo conocer el efecto de la instauración de islas florales junto al cultivo de girasol en relación al posible incremento de la biodiversidad polinizadora y del rendimiento de este cultivo.
Veedora del Control tanto de la cantidad como de la calidad de las uvas en su entrada a las bodegas y a las cooperativas de la Denominación de Origen del Arlanza. También documentó el estado físico y el nivel de azúcar de las mismas, así como las condiciones de trabajo de los agricultores.
En 2017 realizó también análisis en Aguas de Burgos de diferentes parámetros de las aguas tanto potables como residuales para, entre otras cosas, asegurar un retorno de las mismas al río dentro de los rangos admitidos.
Ha publicado La creación de infraestructura verde como herramienta para la protección en cultivos de oleaginosas. Tierras. Agri 267; 74-81.
Sobre el Trabajo ganador
Recientemente este trabajo “Instauración de infraestructuras verdes (GI) en el cultivo de girasol” se ha expuesto en el congreso anual de Ingeniería Agronómica, CONAGRONOMOS 2018, que se celebró el pasado mes de octubre en Córdoba; y como póster en el I Iberian Meeting of Agroecology celebrado este mes de noviembre en Évora (Portugal).
Noelia Sainz Alonso y Milagros Navarro afirman que es ampliamente conocido que la biodiversidad polinizadora se encuentra peligrosamente amenazada desde mediados del siglo pasado, debido a diversos factores entre los que cabe destacar la intensificación agraria y todo lo que ella conlleva: pérdida de hábitats, uso de plaguicidas y monocultivo. Existen muchos cultivos dependientes de esta polinización y es por ello que se están buscando soluciones para mejorar este servicio ecosistémico. El girasol (Helianthus annuus) es uno de los cultivos que se ve afectado de forma negativa por la disminución de los vectores principales de su polen, las abejas, tanto las domésticas (Apis mellifera) como las silvestres.
Es por ello que el proyecto Poll-Ole-GI “Papel de las Infraestructuras Verdes en la Sostenibilidad de los Cultivos Oleaginosos”, financiado por programa Interreg SUDOE de la UE, intenta propiciar la protección de los polinizadores y sus servicios ecosistémicos mediante el establecimiento en los campos de cultivo de islas con vegetación melífera que den refugio y alimento de forma permanente a las diferentes especies involucradas en la polinización.
En el trabajo de Noelia Sainz Alonso se analiza el efecto de estas infraestructuras verdes (GI, Green Infrastructures) sobre la biodiversidad de los polinizadores, así como su contribución a un incremento del rendimiento de los cultivos de girasol adyacentes. A partir de esos resultados, se presenta un modelo cartográfico novedoso de previsión de la ubicación óptima de las GIs, en el que se estiman las pérdidas de oportunidad producidas a nivel de municipio; por otro lado, se ha realizado un balance económico que estima los beneficios que podrían ser obtenidos individualmente por el agricultor.
Para su desarrollo se han establecido 11 parcelas experimentales (EGI, Enhanced Green Infrastructure) en la provincia de Burgos, en las que se ha introducido una mezcla floral de 10 especies melíferas. Paralelamente, se localizaron otras 10 parcelas sin ningún tipo de refugio natural (NON), y otras tantas con influencia de vegetación natural (NGI, Natural Green Infrastruture).
Durante el seguimiento realizado en el primer año de estudio se ha comprobado un aumento en la abundancia y diversidad de los polinizadores como consecuencia de la introducción de las GIs. También se ha estimado que la vegetación natural produce un incremento medio del 6% en el rendimiento del cultivo y con un radio de alcance de 140 m. Al comprobar la implicación económica que esto conlleva, se ha visto a partir del modelo cartográfico que se están produciendo en torno a 2.080€ de pérdida de oportunidad y que, a nivel del agricultor, el balance es positivo. De esta manera puede ser confirmada la viabilidad tanto ecológica como económica del proyecto.
Análisis realizado y metodología
En esta investigación se ha realizado un análisis del efecto tanto ecológico como económico de la instauración de las islas florales de forma adyacente al cultivo de girasol.
Para ello se han establecido 11 parcelas experimentales (EGI) localizadas en 6 áreas diferentes pertenecientes a 4 comarcas de la provincia de Burgos, donde se localiza una importante producción de girasol. En ellas que se ha introducido una mezcla floral de 10 especies melíferas, seleccionadas con el fin de atraer diferentes tipos de insectos y atendiendo en todo momento a las exigencias que permitan a dichas islas ser consideradas como superficies con barbecho melífero, a efectos de ser compatible con la percepción de ayudas de la PAC. Paralelamente, se localizaron otras 10 parcelas sin ningún tipo de refugio natural (NON), y otras tantas con influencia de vegetación natural (NGI). Los 6 municipios escogidos fueron: Redecilla del Campo (Comarca Oca-Tirón), Villafruela (Comarca Arlanza), Los Ausines, Presencio, Albillos (Comarca Alfoz de Burgos) y Melgar de Fernamental (Comarca Odra-Pisuerga).
Así, por un lado, se ha estudiado el incremento de la abundancia y la diversidad tanto de los insectos en general, como más particularmente la biodiversidad polinizadora, que pueden ser atraídas hacia cultivo de girasol debido a las GI. Esto se ha realizado ubicando platos trampa opan-traps localizados en dos filas separadas 75 metros entre ellas y a las distancias de 0, 15, 30 y 60 metros con respecto a la isla de vegetación o el borde de la parcela. Los platos trampa presentan distintos colores para atraer a diferentes especies de insectos y la pintura utilizada refleja la luz ultravioleta con el fin de atraer a uno de nuestros principales grupos de interés, las abejas; además se encuentran a la altura aproximada que alcanza la flor de los girasoles y en su interior presenta una solución jabonosa que actúa como método de captura pasivo. Por último, para su cuantificación e identificación se han realizados dos campañas de recogida de los insectos atrapados, una en junio y otra en julio de 2017, coincidentes con la máxima floración de la vegetación natural y con la floración del girasol, respectivamente.
Por otro lado, para el análisis de la parte económica, lo primero que se ha evaluado es el efecto de la polinización sobre la producción de semillas viables. Para ello, en momentos previos a la cosecha, se realizó un muestreo de tortas de girasol en los que se tomaron 8 capítulos separados 15 m situados a las distancias de 0, 15, 30 y 60 metros. Posteriormente, tras el secado de la torta, se procedió a la cuantificación de las pipas llenas y los aquenios, contando número de semillas y su peso seco.
Tras el análisis de estos resultados, se pudo relacionar el incremento de semillas cuajadas y por tanto de unos mayores rendimientos del cultivo con una mayor presencia de biodiversidad polinizadora en el momento de la floración del mismo; además de estimar la distancia máxima a partir de nuestras islas florales en las que será efectivo el incremento de rendimiento y dar un valor estimado al mismo. Se encontró un incremento medio del 6% en el rendimiento del girasol como efecto de la vegetación floral que se podía extender hasta una distancia máxima de 140 m.
Con estos últimos datos, se procedió a realizar el análisis de la viabilidad económica. Primero se realizó a nivel de municipio, tomando como ejemplo Villafruela, con la elaboración de un modelo cartográfico novedoso realizado a partir de la localización de parcelas con cultivo de girasol presente en la zona en el año 2.017 y la ubicación geográfica de las zonas naturales de dicho municipio, siendo consideradas como tales las parcelas con usos: forestal (FO), pasto con arbolado (PA), pasto arbustivo (PR) y pastizal (PS). Sobre esto, se superpuso un buffer espacial con la distancia que afecta positivamente al rendimiento del cultivo: 140 m. Así, se calculó la extensión de cultivo situada bajo el buffer y, con los datos de rendimiento y los de precios por kilogramo de producción de cultivo (estimados a partir de la media de los datos oficiales de la provincia de Burgos de 5 años, entre 2012 y 2016), se calcularon los ingresos percibidos por el municipio derivados de este cultivo. A las hectáreas situadas bajo el buffer se les aplicó un incremento del 6% en el rendimiento, mientras que el resto fue calculado con el rendimiento medio. Posteriormente se hizo la suposición de una instauración de GIs en los lugares apropiados para que toda la extensión de girasol estuviera situada bajo el buffer y se realizó el mismo cálculo; en este caso aplicando a toda la superficie considerada ese incremento de rendimiento. Al obtener resultados positivos, se procedió a la realización de un balance económico con el fin de conocer la viabilidad práctica para el agricultor. Para ello se tuvieron en cuenta los beneficios obtenidos en una finca modelo, con una extensión de 26,02 ha, situada en el municipio de Villafruela y en la que se han estudiado dos escenarios de manejo: por un lado una rotación de trigo, girasol y barbecho, y por otro una de trigo, girasol y nuestra GI, como barbecho melífero. Este barbecho melífero debe encontrarse localizado de tal manera que al realizar sobre él el buffer de 140 m, su efecto cubra toda la extensión de girasol presente. El estudio se ha realizado a dos años debido a que las islas florales permanecerán durante dos años en la misma ubicación y por tanto el segundo año este escenario supondrá menores gastos.
Aportación de valor del trabajo al colectivo empresarial
La adopción de medidas agroambientales que palien los efectos adversos de la agricultura intensiva, ha supuesto la introducción de medidas de pago adicional a través de los mecanismos de la Política Agraria Comunitaria (PAC) como es la implantación de los barbechos melíferos. El problema es que la adopción de dichas medidas no se realiza con un diseño y una orientación adecuadas, siendo aplicadas directamente por los agricultores. Mediante la realización de este proyecto, se ha demostrado la viabilidad tanto ecológica como económica de la instauración de las infraestructuras verdes (GI) en el cultivo de girasol, así como la posibilidad de una extensión espacial de sus efectos con la aplicación de un modelo adecuado de bufferes de influencia que maximicen su efecto.
Todo ello contribuirá de forma efectiva a la responsabilidad social corporativa de las empresas destinatarias de la producción de girasol, ya sean empresas del sector del aceite como a las de piensos con destino a la alimentación animal, por los beneficios que conlleva sobre la biodiversidad polinizadora y en la sostenibilidad medioambiental.
El proyecto supone también un aumento en el rendimiento de la explotación del girasol, por lo que se espera un retorno en la cadena de valor de los productos finales.
Además, se ha comprobado que los ingresos a nivel de municipio aumentarían con la instauración de las GIs en los lugares adecuados, es decir, en los necesarios. Desde el punto de vista del agricultor supone una medida que, según lo estudiado, ya produciría beneficios económicos a dos años y que se espera estos sean mayores a medida que esta medida se extienda.