Un estudio realizado por el Grupo de Inteligencia Computacional de la Universidad de Burgos (GICAP), confirma que las acciones llevadas a cabo en la ciudad de Madrid para paliar la contaminación reducen los niveles generales de dióxido de nitrógeno (NO2) y monóxido de carbono (CO). Estas acciones incluyen la reducción de la velocidad en algunas de las circunvalaciones principales y accesos a la ciudad, el fomento del transporte público, o restricciones de la circulación en áreas interiores para el 50% del total de vehículos, entre otras, dependiendo de la gravedad de la situación y del escenario que se active.
Para el análisis se examinaron los datos de la calidad del aire en cuatro intervalos de 11 días cada uno con condiciones climáticas parecidas, escogidos en el periodo comprendido 2015 y 2018, incluyendo días anteriores, durante y posteriores a la activación de los protocolos, para verificar la eficacia de los mismos.
Se seleccionaron dos lugares diferentes en los que se encuentran dos estaciones de medida, la de Plaza del Carmen y la de Escuelas Aguirre, que adquieren datos de forma continua. El motivo fue que ambas se encuentran en la M-30 y registran información sobre los mismos contaminantes. Si se comparan los resultados de ambas ubicaciones, en la Plaza del Carmen todos los contaminantes que dependen del tráfico rodado, como el monóxido de carbono (CO) dióxido de nitrógeno (NO2) y el dióxido de azufre (SO2), se redujeron más que en Escuelas Aguirre al aplicar los protocolos de control sobre los vehículos, aunque también el descenso fue satisfactorio en esta segunda situación. Por lo tanto, se pudo comprobar que la reducción, que no eliminación, de la circulación, es una importante ayuda para la mejora de la calidad del aire.
Se aplicó la técnica de Inteligencia Artificial denominada Mapas Autoorganizados de Kohonen (SOM) con la idea de clasificar y ver la evolución de los contaminantes en estos 11 días y en cada una de las dos estaciones de medidas.
Los protocolos de anticontaminación cuentan con un Sistema de Vigilancia, Predicción e Información de la Calidad del Aire y varias estaciones de medición instaladas por toda la ciudad. Permiten conocer de forma continua y en tiempo real las concentraciones contaminantes con el objetivo de proteger la salud y reducir situaciones de riesgo.
Según la gravedad, hasta el año 2018 se contemplaban 4 escenarios, cuyas restricciones se iban añadiendo en orden creciente, desde el primero, en el que se reducía el nivel de velocidad en algunas de las principales carreteras y se promovía el transporte público, hasta el cuarto, cuando el nivel de alerta pasa de los tres días consecutivos y se restringía la circulación en ciertas carreteras principales, entre otras medidas.
Durante la franja estudiada no se reflejaron episodios en los que se hubiesen activado los escenarios 3 y 4. Sin embargo, desde la entrada en vigor de los protocolos de anticontaminación, tanto el 1 como el 2 sí lo han hecho en varias ocasiones en 2017 y 2018.
Los investigadores quieren extender este análisis a otras grandes ciudades europeas en próximos estudios, como Barcelona, París o Londres.
En el estudio han participado Ángel Arroyo, Álvaro Herrero y Verónica Tricio de la Universidad de Burgos, y Emilio Corchado de la Universidad de Salamanca.