Un día antes de que España alegase que Bélgica no es competente para juzgar al magistrado burgalés de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, Pablo Llarena se presentó en el Aula Romeros tranquilo ante una nutrida representación de estudiantes y profesores de la Universidad de Burgos.
El Aula Romeros acogió con una gran ovación al juez del Tribunal Supremo encargado de llevar el proceso judicial del secesionismo catalán. Llarena pronunció la conferencia “La fuerza vinculante de las sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos” invitado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Burgos acompañado del decano Santiago Bello y de la rectora en funciones Elena Vicente.
Vicente afirmó que, el objetivo de estos actos organizados por la Universidad, consiste en “potenciar los valores de la Constitución”, y añadió que -tras finalizar el ciclo de conferencias- Thomson Reuters publicarán todas las conferencias de los ponentes y los trabajos de profesores de la Facultad de Derecho.
Por su parte, el decano de la Facultad de Derecho, Santiago Bello, agradeció la presencia del juez e introdujo la conferencia recalcando la importancia de la independencia judicial y la separación de poderes para que los ciudadanos puedan tener todo tipo de derechos humanos, civiles y fundamentales.
Pablo Llarena comenzó su intervención agradeciendo a la Universidad de Burgos la invitación, así como la calurosa acogida a los asistentes.
El magistrado del Supremo ve «ventajas» en que el Ministerio Público sea el que investigue. Llarena dijo: «Prefiero que sea un juez quien instruya, pero no me opondría a que recaiga en los fiscales, no tendría ningún problema en aceptarlo”.
En cuanto a las preguntas sobre la cuestión catalana, el juez Llarena no quiso pronunciarse alegando que los jueces deben tener prudencia en sus manifestaciones.
En su ponencia, abordó cuestiones relacionadas con las sentencias del TEDH y su carácter declarativo y explicó el funcionamiento del Tribunal, del que aseguró que puede dar órdenes pero en un marco de control o diplomático. Asimismo, recordó que existen elementos instaurados para que los países miembros cumplan sus dictámenes, como los planes de acción y los informes de ejecución, a la vez que explicó que, de manera extrajurisprudencial, se han instaurado unas pautas como las sentencias declarativas o medidas individuales concretas, con el objetivo de mejorar su funcionamiento.
Mi suerte está acuñada en la UBU
En declaraciones a tvubu sobre cómo afecta a los ciudadanos de nuestro país y al sistema jurídico español, la vinculación de las sentencias del Tribunal Europeo de Derecho Humanos, Llarena argumentó: “Caminamos hacia un espacio común y no tendría ninguna lógica que los pronunciamientos de los países no estuvieran unificados por una visión conjunta” y añadió que el Tribunal Europeo de Derecho Humanos en el fondo, sobre cuestiones importantes, establece una pauta común para todos los estados y, eso permite, la confianza entre las distintas poblaciones y también que la operatividad de los ordenamientos jurídicos pueda convivir en unas relaciones que ya son trasnacionales”.
Aconsejó a los alumnos del máster de acceso a la abogacía que lean. “Creo –dijo- que el Derecho no está en las leyes. En las leyes está la pauta mínima. El Derecho está en el pensamiento doctrinal, en la jurisprudencia, en la visión de determinadas instituciones jurídicas en otros estados… Es imposible –advirtió- buscar una respuesta para un asunto concreto yendo a indagar en las bibliotecas. La única forma es leer y ese conocimiento se queda”.
A su juicio, el buen profesional es el que sabe improvisar sobre la marcha en la realidad que se proyecta “y eso solo se accede leyendo, leyendo y leyendo”
Por último, en cuanto a su vinculación con la Universidad de Burgos, Llarena afirmó “Soy hijo de ella”. “La vida no me ha traído más que satisfacción profesional. He sido una persona con suerte y la suerte está acuñada aquí”. Y concluyó “No tengo más que satisfacción y reconocimiento a la Facultad de Derecho de Burgos”.