El doctorando Asier Gómez Olivencia del Departamento de Ciencias Históricas y Geografía defendió su tesis titulada: "ESTUDIOS PALEOBIOLOGICOS SOBRE LA COLUMNA VERTEBRAL Y LA CAJA TORACICA DE LOS HUMANOS FOSILES DEL PLEISTOCENO, CON ESPECIAL REFERENCIA A LOS FOSILES DE LA SIERRA DE ATAPUERCA".
La defensa de la tesis, ha sido dirigida por los profesores José Miguel Carretero Díaz y Juan Luis Arsuaga Ferreras
Resumen de la Tesis:
La columna vertebral y la caja torácica son regiones anatómicas de especial relevancia que han sido poco estudiadas en evolución humana. Los yacimientos de la Gran Dolina-TD6 (Pleistoceno inferior) y Sima de los Huesos (Pleistoceno Medio) enclavados en la Sierra de Atapuerca (Burgos) están proporcionando abundantes restos fósiles de Homo antecessor y Homo heidelbergensis, incluidos vértebras y costillas. Estos restos están ayudando a entender mejor la evolución de estas regiones dentro del género Homo.
Los escasos restos de vértebras de Homo antecessor indican que esta especie presentaba un canal vertebral pequeño y apófisis transversas de las vértebras lumbares largas. Los restos vertebrales de Homo heidelbergensis son mucho más abundantes y han permitido asociar restos craneales a restos postcraneales. De esta manera, se puede comprobar la evolución que ha sufrido la columna vertebral en la línea Homo heidelbergensis-Homo neanderthalensis. Además se han detectado algunas patologías en algunas vértebras que indican la presencia de traumatismos y degeneración en las articulaciones vertebrales.
Se han estudiado los restos de la caja torácica más completa de Homo neanderthalensis (Kebara 2) que indican que el tórax de esta especie era más grande que en Homo sapiens, y con una forma distinta. A partir de estos nuevos datos se hipotetiza que ésta podría ser la característica primitiva en Homo y se intenta testar esta hipótesis con los restos humanos recuperados en la Sierra de Atapuerca. Los fósiles de Homo antecessor no permiten confirmar ni refutar la hipótesis, mientras que los fósiles de Homo heidelbergensis sugieren que un tórax grande estaba ya presente en los humanos del Pleistoceno medio, antepasados de los neandertales.