“Ojalá la política vuelva un día a ser honorable” ha afirmado hoy con rotundidad Soraya Sáenz de Santamaría para finalizar su ponencia en la Cátedra Monarquía Parlamentaria de la Universidad de Burgos y abrir el turno de preguntas en un Aula Magna repleto de estudiantes y ciudadanos, expectantes por escuchar a la ex vicepresidenta del Gobierno.
Soraya Sáenz de Santamaría, abogada del Estado, consejera de Estado y ex vicepresidenta del Gobierno con Mariano Rajoy, ha protagonizado hoy la Cátedra de Monarquía Parlamentaria que dirige Juan José Laborda, y por la que pasaron la semana Miquel Roca Junyent y otro histórico número dos del Gobierno, Alfonso Guerra.
Sáenz de Santamaría, quien aseguró sentirse en la Universidad de Burgos como “una alumna que vuelve a las aulas intentando explicar su reflexión sobre el mundo en el que vivimos”, basó esa reflexión en la situación de crisis institucional por la que transitan numerosos Estados y fundamentalmente el español. “Crisis han existido siempre -afirmó- pero la diferencia es que hoy tenemos una sensación de volatilidad extrema, en la que los habituales asideros se resquebrajan”.
En una ponencia que llevaba por título “Los Estados ante la gestión de crisis: ¿Tienen los Estados del siglo XX herramientas eficaces para dar respuesta a las grandes crisis de este siglo XXI?”, Sáenz de Santamaría ha explicado que actualmente sufrimos las consecuencias de la crisis institucional que provocó la gran recesión económica de los años 2007 y 2008. En su opinión, a la crisis financiera le sucedieron una social y otra institucional y esta última “perdura y hace que en democracias consolidadas triunfen movimientos populistas que solo ven las instituciones como objetivos para ser ocupadas o para perpetuarse en ellas”.
Junto al populismo, el triunfo de lo emocional sobre lo racional en la vida política y la polarización extrema son, junto a la sobreinformación vanal, las claves por las que hay que entender esa crisis de las instituciones, en opinión de Soraya Sáenz, quien afirmó que “antes, y parece que estemos hablando del Paleolítico, los políticos del PP y del PSOE hablábamos entre nosotros e, incluso, llegábamos a acuerdos. Claro que cada uno defendíamos lo nuestro, pero hablábamos, no existía la actual polarización a la que también contribuye el fin del bipartidismo y la fragmentación del panorama político”.
“Se ha perdido la capacidad de buscar puntos de encuentro. En un canal muy estrecho (marcado por nuestra integración en la Unión Europea) conviven muchos partidos que luchan por marcar diferencias para poder sobrevivir”, afirmó la ex vicepresidenta.
Soraya Sáenz de Santamaría, quien en virtud de la aplicación del artículo 155 de la Constitución ante la declaración de independencia del Gobierno catalán ejerció temporalmente la presidencia de la Generalitat de Catalunya, expuso que “los nacionalismos se nutren de emocionalismo, un “no me siento cómodo con esta legislación es argumento para saltarse en marco legal” y de su mano va el proteccionismo. Los estados se miran hacia sí mismos, se protegen y se refugian. Vivimos tiempos de angustia”.
En relación con la posibilidad de reforma de la Constitución, Sáenz de Santamaría mostró su disposición a que pueda realizarse: “Todas las constituciones pueden reformarse, puede haber muchos modelos, si nos preguntan, cada uno podríamos señalar algún aspecto a reformar, pero lo que no puede dejar de ser es un marco de encuentro y un compromiso de lealtad”.
“¿Existe o podemos recuperar la cultura del consenso?” se preguntó retóricamente Soraya durante su intervención, para contestarse que “muchas veces tengo la sensación de que no. La actual polarización hace muy difícil aguantar el tirón hasta el final. Y el consenso es necesario, al menos debemos exigir intentar lograrlo, pero en nuestra política no hay comunicación. Las tribunas parlamentarias ni siquiera se escuchan, nosotros sí lo hacíamos y yo tuve la suerte de tener en la de enfrente a Alfredo Pérez Rubalcaba”.