El profesor en el Departamento de Microbiología y Director del Instituto de Salud Global y Patógenos Emergentes de la Escuela de Medicina en Mount Sinaí en Nueva York, uno de los cinco Centros de Excelencia financiados por el NIAID para la Investigación y Vigilancia de la Gripe, Adolfo García Sastre, se ha incorporado hoy al Claustro de Profesores de la Universidad de Burgos tras su investidura como doctor honoris causa. Antes de comenzar el acto el rector anunció que durante el curso 2019-2020 la Universidad de Burgos impartirá el Grado en Ingeniería de la Salud y los másteres en Economía Circular (semipresencial) y en Enseñanza del Español como Lengua Extranjera (on line).
El doctorado honoris causa otorgado reconoce el ingenio, trabajo y dedicación, así como la originalidad científica, constancia y rigor intelectual de uno de los virólogos contemporáneos más importantes del mundo Adolfo García Sastre. Sin duda, el mayor referente de la investigación actual en biología molecular del virus de la gripe.
Durante la ceremonia tradicional y simbólica, con elementos del ritual universitario europeo como el uso del latín, lengua universal del pensamiento científico; los guantes blancos, símbolo de la virtud de la sabiduría; o la vestimenta académica, que representan cada una de las ramas del conocimiento, los puños, la muceta, el birrete laureado y el libro de la ciencia, que evoca las ramas principales del conocimiento. Atributos que recibió de manos del rector.Rodeado de familiares, amigos y compañeros, García Sastre agradeció a la Universidad de Burgos el reconocimiento como decimoctavo honoris causa de la Universidad de Burgos. Este profesor subrayó el honor que ha significado recibir esta distinción en su ciudad natal, citó los desvelos de su madre y del director de la Escuela Primaria Padre Manjón, don Evelio, al que debe su pasión por la lectura y sus años en el instituto Liceo Castilla que despertaron su pasión por la biología gracias a las clases del profesor Juvenal. Recordó a su mentor y amigo, el profesor Enrique Villar en la Universidad de Salamanca y ensalzó el trabajo de su mujer Ana Fernández Sesma por sus investigación en el virus dengue, que le ha llevado a ser la mujer con más financiación en Estados Unidos. “Sin su constante apoyo, sacrificios y colaboración intelectual no habría podido llegar a donde estoy ahora”.
García Sastre habló de sus influencias y aspiraciones en su carrera de investigador, de cómo enfocó su investigación de la gripe y cómo sus hallazgos han contribuido a mejorar las vacunas de este virus.
Rememoró como en 1990, recién casado y con una beca postdoctoral, se trasladó a Estados Unidos y tuvo la suerte de ser admitido en el laboratorio del Dr Palese, un centro que había logrado desarrollar métodos para poder introducir mutaciones en el virus de la gripe y estudiar su impacto biológico, algo revolucionario dentro de los virus de RNA negativo, a los que pertenece el virus de la gripe y otros virus de gran importancia, como los del sarampión, las paperas, la rabia, y el Ébola, entre otros”.
Los años que formó parte del equipo de Peter Palese, el principal objetivo era el encontrar técnicas de Biología Molecular para la generación de virus de la gripe a partir exclusivamente de plásmidos de DNA, algo que, por fin, lograron en 1998. Este descubrimiento abrió nuevas puertas para la generación de nuevas vacunas mejoradas y para el posible uso de virus como el de la enfermedad de Newcastle, que solo causa enfermedad en aves, para el tratamiento del cáncer, mediante la introducción de cambios genéticos que lo hacen estimular la respuesta inmune contra células cancerosas.
Entre otros logros resaltó el desarrollo de vectores vacunales contra la malaria, HIV y otras enfermedades, el desarrollo de vacunas en aves que protegen a la vez contra el virus de la enfermedad de Newcastle y de la gripe aviar, que se están usando en la actualidad en México; la identificación por primera vez de inhibidores virales de interferón, primero en gripe, pero luego en otros virus como Ébola, dengue y Zika, fiebre de Lassa, fiebre hemorrágica de Crimea y Congo; y el uso de virus mutados que no inhiben el interferón como vacunas, actualmente usados para prevenir gripe porcina en EEUU. También subrayó los estudios realizados con el virus de la gripe de 1918, la mal llamada gripe española. Sus investigaciones demostraron que “el virus del 1918 era un caso extremo en el que coincidían múltiples factores de virulencia, y que por tanto es difícil que pueda surgir un virus tan especial de nuevo, pero, aunque esto no se puede descartar completamente, "ahora estamos más preparados ya que sabemos más sobre los factores que determinan la virulencia de virus de la gripe”, explicó.
El laureado explicó que aún le queda por investigar una vacuna universal. “Una vacuna universal, como la que queremos desarrollar, induciría protección contra cualquier cepa de virus de la gripe, incluidas gripes pandémicas y gripes aviares y porcinas, y se necesitaría administrar solamente una vez en la vida”. Tres laboratorios, el suyo en Mount Sinaí Hospital, Florian Krammer y Peter Palese, trabajan conjuntamente en estas vacunas, que de momento funcionan muy bien en animales, pero que aún tienen que ser probadas en humanos en ensayos clínicos de larga duración, "intentamos probar que protegen contra gripe durante muchos años”.
“Teniendo en cuenta -advirtió- que la gripe mata todos los años, no sólo a gente mayor, también a gente joven sin que sepamos con certeza qué es lo que hace a alguien más vulnerable, merece la pena el intentar desarrollar estas vacunas, por muy difícil que sea el realizar los ensayos clínicos”.
Otra línea de investigación seguida en su laboratorio es utilizar mediciones complejas de genómica y proteómica para averiguar las causas por las que algunos individuos sufren síntomas de gripe más severos que otros, y encontrar formas de prevenir enfermedad severa basada en estos estudios. Por último, el uso de virus modificados como lucha contra el cáncer es una tercera línea de investigación en el laboratorio de García Sastre. "Esperemos -dijo- dé resultados satisfactorios en los ensayos clínicos a realizar a finales de este año”.
En el Aula Magna, García Sastre pidió al auditorio que se vacune. “Las vacunas salvan vidas” y reducen la transmisión del virus. “Las vacunas de la gripe actuales no son las mejores, pero ayudan, reducen la mortalidad, no sólo a los vacunados, sino a los contactos con más probabilidades de tener enfermedad severa, como los ancianos o los inmunodeprimidos”.
El profesor de la neoyorkina Escuela de Medicina en el Monte Sinaí agradeció a todos los que a lo largo de su vida han apoyado su carrera y destacó la importancia de la labor de equipo y la formación de jovenes investigadores. A su juicio, para ser un buen investigador se necesita una vocación fuerte, pasión por la investigación, perseverancia, mucho trabajo y suerte… “La ciencia y el mundo, no solo España, necesitan seguir formando investigadores para encontrar soluciones contra los problemas que nos acosan de salud. La tecnología ha avanzado mucho y estudios que llevaban antes años ahora se pueden hacer en un día, como por ejemplo el secuenciar por completo el genoma tanto de pacientes como de agentes infecciosos. Es por tanto muy importante convencer a nuestras autoridades de gobierno que inviertan en ciencia, algo que se ha ido debilitando durante los últimos años. Es una pena que un país como España, que tiene un sistema excelente de formación de investigadores y una gran cantidad de profesionales brillantes con ganas de investigar, falten luego las subvenciones necesarias para mantener en investigación a los jóvenes formados e incluso a los equipos existentes".
Y ante la pregunta de si volverá a España afirmó que la investigación no tiene fronteras “somos un equipo español en Nueva York”.
Al hilo de este discurso, el rector Manuel Pérez Mateos, por su parte, señaló la necesidad de avanzar en el conocimiento, de dar respuesta a los problemas que se presentan y de trasmitir los saberes lo que, en su opinión, fundamenta la existencia de la Universidad. “La inversión en ciencia y en conocimiento es la más rentable para un país y la apuesta por la universidad genera riqueza y empleo, impulsa la investigación y la innovación, incentiva la creación de empresas, potencia el espíritu emprendedor, aumenta la competitividad del sector productivo y promueve el crecimiento económico”.
Pérez Mateos, tras esgrimir la necesidad de rejuvenecer las plantillas de profesores e investigadores en las universidades, un relevo generacional, a su juicio, inaplazable; reclamó al próximo gobierno de Castilla y León un nuevo modelo de financiación universitaria que incremente la inversión en educación superior y que corrija los desequilibrios de financiación y las desigualdades existentes.
“Consideró de justicia que se corrijan los desequilibrios de financiación y las desigualdades existentes en la actualidad para apoyar a las universidades que necesitan mayor consolidación, siempre y cuando demuestren que son capaces de generar resultados de calidad docente e investigadora” indicó.
La máxima autoridad de la Universidad recordó que la Facultad de Ciencias de la Salud se beneficiará sin duda de la experiencia acumulada durante muchos años en Estados Unidos tanto de García Sastre como de su alumno y padrino Juan Ayllón actualmente profesor del centro burgalés. Al referirse a Ayllón dijo: “Tu labor en la Facultad, junto a la de otros compañeros de gran valía, es decisiva para el desarrollo de una investigación de calidad en biomedicina y para incrementar el prestigio de nuestras titulaciones de Ciencias de la Salud”. Estecentro junto con la Facultad de Ciencias propuso el año pasado el nombramiento de García Sastre como doctor honoris causa por la Universidad de Burgos.
Durante su alocución, el rector abogó por estar al frente de la lucha contra el cambio climático y se mostró partidario de “apoyar y orientar a los miles de jóvenes estudiantes que se manifiestan ante el cambio climático y a favor de la conservación del patrimonio natural y la biodiversidad. Ellos temen por su futuro y nuestra responsabilidad es garantizárselo”.
Agradeció a García Sastre su aceptación del honoris al considerarlo “un auténtico maestro que combina la originalidad y brillantez del investigador con el entusiasmo y la pasión por la trasmisión del conocimiento. Maestros así sirven de guía para despertar en nuestros jóvenes la inquietud por aprender”.
Y concluyó “Reúnes, sobradamente, las virtudes requeridas en un científico que enunciaba el Premio Nobel Dr. Medawar: aplicación, diligencia, sentido del propósito, poder de concentración, perseverancia y resistencia frente a la adversidad. Aúnas los rasgos comunes de los grandes científicos que definía el también Premio Nobel Santiago Ramón y Cajal: ingenio y paciencia”.
Previamente su padrino el doctor Juan Ayllón Barasoain, había relatado de manera rigurosa y muy entretenida las aptitudes y méritos científicos de doctor García Sastre, así como sus cualidades humanas, sobre todo, “su humildad que destaca en científicos de su talla y prestigio”. Estamos –argumentó- ante uno de los mayores científicos de su generación, y ante uno de los mejores virólogos del mundo.
Ayllón calificó como guiño del destino, o una suerte de justicia poética, que García Sastre naciese en Burgos, una de las personas que más y mejor han hecho por conocer, controlar y vencer al patógeno que tanto sufrimiento causó en 1918 en la devastadora gripe española que acabó con casi la mitad de la población del planeta y fue responsable de la muerte de cincuenta millones de personas. Una gripe que, aunque no se originó en España, nuestro país la sufrió con especial intensidad y que precisamente en la provincia de Burgos registró la mayor mortalidad de Castilla y León.
El Director del Área de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Burgos, Juan Ayllón Barasoain, dijo que si algo ha caracterizado al investigador burgalés y catedrático de Medicina y Microbiología ha sido “la búsqueda del santo Grial de la virología de gripe, de una vacuna universal que limite la sangría anual de las epidemias estacionales y destierre para siempre el temor a otra pandemia como la de la gripe española que asoló durante el siglo XIX”.
Ayllón desveló un secreto de García Sastre, su afición por coleccionar insectos, “siempre lleva consigo un pequeño tubito de ensayo en el que depositar su más reciente captura. Tamaña afición -añadió- nos da pistas sobre una mente curiosa, analítica y amante de una naturaleza que se desea conocer y comprender. Una mente abierta para una visión diferente, como canta su querida Metallica”.
Puede sonar utópico, agregó, pero el gran científico Adolfo García Sastre está empeñado en ello y eso, ya de entrada, es toda una esperanza, en la investigación en el desarrollo y evaluación clínica de una vacuna universal contra los virus de la gripe que sustituya la necesidad de vacunación estacional.
En sólo treinta años de carrera científica, centrada en la biología molecular de los virus de la gripe y otros virus relacionados con éstos, el padrino recordó cómo entró en contacto con dos de esos virus: los de la gripe y el virus de la enfermedad de Newcastle o NDV, un virus modelo e importante patógeno aviar. Su estrecha colaboración con el Dr. Peter Palese, Alick Isaacs y Jean Lindenmann y la inestimable colaboración de su mujer, la investigadora Ana Fernández Sesma, que ha contribuido decisivamente al conocimiento sobre cómo evaden nuestras defensas otros virus como los del ébola, Dengue, SIDA o la fiebre amarilla.
Algunos de los logros del profesor García Sastre aportados a la sociedad, como los derivados del desarrollo de la genética reversa o la identificación de interferones, proteínas antivíricas sobre las que en un principio se depositaron grandes esperanzas con la expectativa de poder utilizarlas como análogos de antibióticos frente a virus. A pesar de que esta perspectiva no se ha visto colmada, los interferones ofrecen muchas aplicaciones antivíricas y antitumorales.
Y recordó que el descubrimiento de la proteína anti-interferón de García Sastre es uno de los grandes hitos en el campo de la inmunología, ya que ha contribuido al conocimiento de cómo algunos de los virus más patogénicos eluden las defensas de nuestro sistema inmunitario.
Estos hallazgos, junto a la reconstrucción funcional del virus causante de la pandemia de 1918, el estudio del virus de la gripe desde perspectivas biómicas, la promoción de proyectos colaborativos o a la dirección del Centro para la Investigación en Patogénesis de Gripe, manifiestan la extraordinaria talla científica y académica del profesor como lo demuestra el hecho de que es autor de más de 500 publicaciones, que acumulan más de 50.000 citas, así como más de 50 patentes para el desarrollo de vacunas, antivirales y vectores antitumorales.
Entre otros reconocimientos detalló que ha sido galardonado con una cátedra Beijerinck por la Real Academia de Artes y Ciencias de los Países Bajos y con el Medallón Jacobi por el Hospital Monte Sinaí, expresidente de la Sociedad Internacional por las Vacunas, miembro de la Academia Americana de Microbiología y, desde 2017, de la Real Academia Nacional de Farmacia.
El acto finalizó con la intervención del Coro de la Universidad de Burgos, el canto del Gaudeamus Igitur, y el descubrimiento del vitor situado en el patío de Romeros del Hospital del Rey.