Con un Aula de Romeros en pie ha finalizado el homenaje que la Universidad de Burgos ha rendido a la catedrática Lena S. Iglesias Rouco, docente e investigadora en los campos de la Historia del Arte y del Patrimonio.
Organizado por el área de Historia del Arte, el acto congregó a un buen número de miembros de la comunidad universitaria, autoridades académicas, alumnos, exalumnos y colegas llegados de diversas partes de la geografía nacional.
Universitaria, ejemplar, querida, admirada, maestra, reivindicativa, comprometida… han sido los adjetivos que han estado presentes en todos los discursos que han ido desgranando los casi cincuenta años de carrera docente e investigadora de la profesora Iglesias.
“Universitaria hasta la médula” ha sido la definición aportada por el decano de la Facultad de Humanidades y Comunicación Ignacio Fernández de Mata, primero alumno y luego compañero de la homenajeada “Estimuladora e implicada de su mano aprendí a disfrutar y leer el arte de forma lúdica y exigente”, afirmó.
Su colega de la Universidad de Valladolid, Maria José Redondo Cantera, desglosó su ejemplar carrera docente e investigadora y citó tres de sus publicaciones en 1978 y 1979 que aun hoy son obras de referencia sobre el urbanismo y la arquitectura en Burgos y Valladolid. Redondo aludió a su independencia de criterio “un rasgo muy suyo” y su sistema de trabajo interdisciplinar a la hora de investigar, adelantado a su tiempo y como llegó al entonces Colegio Universitario de Burgos con el “Desafío de construir todo”.
También tuvo un recuerdo para los que fueron maestros comunes, pioneros de la Historia del Arte, los profesores Juan José Martín González y Alberto Ibáñez, entre otros.
Otro de sus discípulos y hoy catedrático de Historia del Arte, René Payo, dio una visión más personal de la profesora Iglesias, como maestra, compañera y amiga. Recordó el aprendizaje de su mano y de la del profesor Alberto C. Ibáñez, con quien creó un área de Historia del Arte que hoy cuenta con un notable reconocimiento dentro del contexto de las universidades españolas. “En esto casi cincuenta años miles de alumnos universitarios se han beneficiado de su magisterio. Muchos de ellos son en estos momentos reconocidos profesionales del mundo de la docencia y de la gestión del Patrimonio”.
Payo citó los centenares de aportaciones científicas de alto impacto de esta profesora que han permitido notables avances al conocimiento del arte español y europeo. Siempre con la vista puesta en Iberoamérica, el urbanismo, la escultura, el fenómeno de las catedrales, la percepción del hecho patrimonial…., sin olvidar el compromiso con la gestión, puesta en valor y defensa del Patrimonio Artístico siendo pieza clave en la preservación de muchos de nuestros hitos monumentales. “Lena forma parte del grupo de héroes docentes, pioneros, memoria e historia viva gracias a cuyo esfuerzo celebramos los 25 años de la Universidad de Burgos”, aseguró.
Payo finalizó su intervención leyendo alguno de los numerosos mensajes de adhesión a este homenaje llegados de prácticamente todas las universidades españolas, varias europeas e instituciones como el Museo del Prado, el CSIC o la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, así hasta un total de más de 100 profesionales de la Historia del Arte. Citó especialmente a Rafaél López Guzmán, Presidente del Comité Español de Historia del Arte CEHA y al catedrático Pedro José Navascués Palacio, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
El discurso más emotivo fue el de la propia homenajeada. Nacida en Argentina, hija de exiliados, recordó cómo llegó muy joven a España. “Mis padres me enseñaron a amar España desde la terraza de nuestra casa en Buenos Aires, mirando cómo se ponía el sol, cuando mi madre me contaba que marchaba a España para iluminar un nuevo día y se convirtió para mí en el hogar del sol. Sin embargo cuando desembarcamos en Vigo encontré un país en blanco y negro, de sombras en la niebla vestidas de negro, de viudas, huérfanos y lisiados, pero con intención de resistir en silencio y superar esa oscuridad, como así ha sido. Hoy gracias al esfuerzo conjunto y no rendirnos hemos creado un mundo mejor”.
Con esas personas que han colaborado en el cambio del país desde diferentes ámbitos quiso compartir el homenaje recibido. “Para ellos, para todos nosotros, que debemos seguir trabajando para dejar el mundo mejor de lo que lo encontramos”.
Ese afán de superación, de avanzar, ha sido una máxima en su vida. Como ejemplo de esa lucha recordó a quienes trabajaron por lo que se consideraba “Una meta inalcanzable”, como era la creación de la Universidad de Burgos, entre ellos el recientemente nombrado doctor honoris causa por la UBU, Juan José Laborda o Federico Sanz, ex decano de la Facultad de Educación, presentes en el aula.
Su carácter reivindicativo quedo patente en sus demandas al rector de un Hospital de la Concepción habilitado y funcionando como símbolo de la presencia de la universidad en el corazón de Burgos y unas instalaciones adecuadas para la Escuela de Doctorado y para los estudios de Comunicación en el Hospital Militar.
Su capacidad de trabajo se resumió en una cita de su padre “Cuando las piedras son duras no se da más fuerte, sino más veces” y finalizó su intervención con un sonoro mandado: “Adelante siempre”, que despertó los aplausos de los asistentes.
El acto se cerró con la intervención de Manuel Pérez Mateos, rector de la Universidad de Burgos, quien manifestó el privilegio que supone gozar de la amistad de la homenajeada y el orgullo por la trayectoria de quien definió como “Una digna representante del grupo que consiguió transformar la sociedad, reivindicativa en lo material y sobretodo en dar a las personas la importancia que merecen, además de su incansable defensa del patrimonio”.
El colofón lo puso la entrega a la profesora Iglesias por parte del rector, del libro editado por René Payo, José Matesanz, Maria José Zaparaín y Juan Escorial “Memoria y Progreso. Opera dispersa” que recoge 47 años de trabajo y aportaciones de esta catedrática. “La recopilación de un legado científico inmenso” como definió Pérez Mateos la publicación.