Profesorado: María Ángeles Martínez Martín.
Titulación y asignaturas: Psicopatología de Segundo curso del Grado en Educación Social y Psicopatología de Segundo curso del Grado en Terapia Ocupacional.
Entidades participantes: Universidad de Burgos, PROSAME: Salud Mental Burgos y Fundación INTRAS (Residencia “Las Huegas”).
Personas destinatarias: 20
Resumen: La salud mental sigue siendo un ámbito desconocido que es preciso fortalecer en el curriculum de profesionales que trabajan en ámbitos educativos, sociales y sanitarios. La salud mental hace referencia al bienestar físico, psíquico y social necesario para que el ser humano pueda utilizar sus capacidades cognitivas y emocionales, desenvolviéndose en sociedad y resolviendo las demandas cotidianas de la vida diaria. La salud mental implica un equilibrio entre la persona y su entorno sociocultural. La participación en el ámbito social, cultural, político, medio ambiental… es una necesidad y un derecho que tenenos todas las personas y que las personas con problemas de salud mental escasamente tienen garantizado, al priorizarse aspectos relativos al cuidado de su salud y sus necesidades básicas y dejando, por tanto, relegada dicha participación. Para lograr una mayor inclusión social es necesario ofrecerles oportunidades y o escenarios de participación en los que puedan sentirse ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho interviniendo en su entorno próximo y adquiriendo un mayor compromiso social. Todo ello ayudará a provocar un cambio en la forma en la que estas personas son percibidas como colectivo.
Los problemas de salud mental forman parte de nuestra sociedad, de manera que cada vez son más las personas que sufren algún trastorno mental a lo largo de su vida. Dichas personas experimentan alteraciones significativas del estado cognitivo, la regulación emocional o del comportamiento reflejando una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su función mental (Asociación Americana de Psiquiatría, 2013). Como consecuencia de dichos problemas suelen encontrar dificultades en el autocuidado, la autonomía personal, el autocontrol, las relaciones sociales y la motivación. También se enfrentan a limitaciones a la hora de acceder a los servicios, gestionar su tiempo libre o conseguir y mantener un trabajo, convirtiéndose, de esta forma, en personas social y económicamente dependientes. En los casos más graves pueden llegar a requerir una protección jurídica especial. A los obstáculos derivados de su estado de salud, hay que añadir los impuestos por el fuerte estigma social que, todavía hoy, pesa sobre estas personas.
Por contrapartida, la evidencia científica nos muestra que, a mayor integración y participación en la sociedad, aumenta su bienestar y calidad de vida lo cual conlleva beneficios en su autoestima, habilidades sociales y de comunicación... Por todo ello, su atención precisa de equipos multidisciplinares integrados por profesionales de la psiquiatría, la psicología, el trabajo social, la enfermería, e 2 incuestionablemente, por profesionales de la educación social y la terapia ocupacional. Máxime cuando en la atención a las personas con problemas de salud mental se trabaja por superar el abordaje exclusivamente médico, para incorporar la perspectiva holística e integral que requieren estas situaciones.