Biografía de Félix Rodríguez de la Fuente
De la mano de Félix, España se convirtió en el primer país europeo en implantar leyes que protegiesen las aves de presa, en un país pionero en conciencia ecológica e interés del público por la naturaleza.
Félix Rodríguez de la Fuente nació en Poza de la Sal, Burgos el 14 de marzo de 1928 y falleció en Alaska, 14 de marzo de 1980. Excelente divulgador ambientalista, fue pionero en España en la defensa de la naturaleza.
El personaje es bien conocido por todos. Un hombre adelantado a su tiempo que utilizó todos los medios de comunicación para trasladar su pasión por el entorno y su preocupación por la implacable destrucción del mismo. Pero la persona, desconocida para muchos, fue la que trascendió todas las barreras de cultura, prejuicios y costumbres para llegar al corazón de millones, independientemente de edad y procedencia.
Su mensaje fue calando y con la ayuda de otros pioneros conservacionistas, provocó un cambio en la sociedad española impulsándola hasta otro lugar muy diferente del que provenía. Cuando Félix comenzó a difundir su mensaje, en España se premiaba el envenenamiento y la matanza indiscriminada de las entonces consideradas alimañas, es decir, casi toda la fauna carnívora. De la mano de Félix, España se convirtió en el primer país europeo en implantar leyes que protegiesen las aves de presa, en un país pionero en conciencia ecológica e interés del público por la naturaleza.
Félix rescató la tradición oral, tan importante en la historia de la cultura humana pero enterrada en el pasado por el peso de la escritura y de los modernos medios de comunicación; rescató la magia de las leyendas y la fuerza de la improvisación para reconectarnos con el gozo ancestral de perdernos en las palabras, preñadas de mensaje, del chamán.
Trayectoria divulgativa
Desde el momento de su despegue como divulgador, la carrera de Félix fue imparable. En pocos años pasó a ser uno de los hombres más conocidos del momento. En la década de los sesenta escribió artículos en la revista Blanco y Negro y apareció en programas de televisión, sobre todo, dedicados a los niños.
En 1965 Félix aparece con sus halcones en el programa Fin de Semana de Televisión Española, llamando la atención del público que insistía en verlo de nuevo. Lo cual cambiaría su vida e influiría en la de varias generaciones de españoles que comenzaron a seguirlo en sus apariciones en la pequeña pantalla.
El éxito de la producción de su primer documental: Señores del espacio le permitió estudiar en profundidad el comportamiento de los temidos lobos, llegando a convivir con una manada, en la que se erigió como líder. El lobo fue uno de los animales más admirados por Félix que consiguió, a principios de los años 70, que el lobo ibérico dejara de considerarse una alimaña y se le catalogara como especie cinegética o de caza mayor.
Más tarde dirigió la Operación Baharí, en la que por primera vez se usaron halcones para ahuyentar las aves que entorpecían el despegue y aterrizaje de los aviones en los aeropuertos. Participó en varios programas de radio y televisión, entre los que destacó Planeta Azul.
Viajó a África, donde trabajó como guía de safaris fotográficos. Recorrió Uganda, Somalia, el Congo, Tanzania y Kenia. Fue precisamente en estos dos últimos países donde realizó sus primeros trabajos para Televisión Española: cinco episodios de la serie A toda plana.
Convertido en un símbolo del naturalismo, fue fundador de la Asociación para la Defensa de la Naturaleza, ADENA, la delegación española del Fondo Mundial para la Vida Salvaje, WWF. Así, Félix contribuyó en gran medida a la concienciación ecológica de España en una época en la que el país todavía no contaba con un movimiento de defensa de la naturaleza.
A partir de 1974 se embarcó en su proyecto más ambicioso: El hombre y la Tierra en sus tres series: venezolana, ibérica y canadiense. El hombre y la Tierra fue declarada en el año 2000 como Mejor Producción de la Historia de la Televisión en España por la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión
Precisamente se encontraba rodando un episodio de la serie canadiense y mientras filmaba una carrera de perros esquimales en Shaktoolik, Alaska, la avioneta en la que viajaba se estrelló. El "amigo de los animales" falleció el mismo día de su 52 cumpleaños. Su pérdida conmocionó al mundo entero y dejó un legado literario, radiofónico y fílmográfico imprescindible para el conocimiento de nuestra fauna.
Legado
La esencia del legado de Félix está precisamente en su humanidad; en su extraordinaria capacidad para despertar en toda una generación el innato sentido de pertenencia y respeto al entorno que todos albergamos; en su generosidad para compartir todo lo que aprendía y le hacía vibrar; en su fuerza para no abandonar la quimera de un futuro donde el hombre se reencontrara con la madre naturaleza; en su intuición al saber que los niños y jóvenes, inocentes y más próximos a la verdad, eran los verdaderos receptores de su mensaje y los únicos capaces de reconducir la espiral autodestructiva de la sociedad moderna. El verdadero legado de Félix es el fondo de su mensaje, atemporal y vital para el equilibrio del hombre en sintonía con el universo.
Treinta años después de su muerte, la perspectiva del tiempo nos permite valorar la importancia y el coraje de la trayectoria de un hombre que consiguió inculcar de forma natural y perfecta lo que hoy es de suma urgencia y actualidad: la protección, el respeto y el amor hacia la integridad del planeta que nos sustenta. Por esta razón, su legado cobra más fuerza cada día, su recuerdo se hace más importante como referencia para los que hemos recogido el testigo.
La obra de Félix Rodríguez de la Fuente no pereció con él. Transmitió su espíritu conservacionista y sus actitudes a toda una generación y encendió la llama de la divulgación de la naturaleza y de la concienciación ecológica.